Durante el sexenio de Javier Duarte (2010-2016), Veracruz registró al menos 17 periodistas asesinados y 3 desaparecidos, convirtiéndose en uno de los lugares más riesgosos del país para ejercer el periodismo. Aunque el exgobernador atribuyó la violencia al crimen organizado y aseguró que no todos los casos estaban relacionados con la labor periodística, organizaciones defensoras de la libertad de expresión señalaron una grave falta de protección, investigación e impartición de justicia.
Diversos organismos documentaron que el estado se convirtió en un “foco rojo” para la prensa, con altos niveles de impunidad y una escalada sostenida de violencia contra comunicadores. Paralelamente, también se registraron más de 200 desapariciones forzadas atribuidas a elementos de seguridad estatal durante su administración.
Las cifras de seguridad se agravaron año con año. Los homicidios aumentaron y la percepción de inseguridad pasó de ser mayoritaria a prácticamente generalizada entre la población. A pesar de que Duarte aseguró que su gobierno había logrado detener a criminales de alto perfil, tanto organizaciones nacionales como internacionales cuestionaron la falta de acciones efectivas para garantizar la vida y seguridad de periodistas y ciudadanos.
El legado de ese periodo dejó un marcado deterioro institucional, un ambiente de miedo para la prensa y una demanda social aún pendiente de verdad, justicia y reparación.
Fuente: Animal Político